Tatuajes: Contraindicaciones y Cuándo es Mejor Evitarlos
Hay personas a las que no les gustan los tatuajes – y tienen todo el derecho a ello
(Siempre que se limiten a comentar sobre su propio cuerpo y no el de los demás). Los aficionados a los tatuajes suelen destacar su valor artístico y su posibilidad única de expresión personal, o bien la oportunidad de conmemorar íntimamente un evento significativo o a un ser querido. En Loveink estamos tatuados nosotros mismos y comprendemos bien estas motivaciones. Sin embargo, recomendamos aplicar el sentido común: en la mayoría de los casos, un tatuaje es una gran idea, pero existen situaciones en las que realmente es mejor abstenerse. Descubre cuándo tatuarse no es recomendable (por no decir que puede ser una mala idea).
Miedo a las agujas y procedimientos médicos
¿Recibir una inyección es una experiencia horrible para ti, no vas al dentista hasta que el diente esté en mal estado y solo realizas exámenes médicos obligatorios en el trabajo? Entonces un tatuaje puede que no sea para ti. Recuerda que, aunque la atmósfera es mucho más agradable que en una clínica, las agujas están presentes – muchas agujas, una y otra vez. Piensa bien si estás realmente listo para eso.
Baja tolerancia al dolor
Pisar una pieza de Lego duele, eso lo sabemos todos. Pero si duele tanto que te hace llorar, probablemente soportar el proceso de un tatuaje te resultará mucho más difícil. Puedes guiarte por los “mapas de dolor” para los tatuajes, pero lo más importante es tu percepción personal. Para las personas con una baja tolerancia al dolor, un tatuaje puede conllevar un gran sufrimiento tanto en el proceso de creación como en la fase de curación.
Alergia a los componentes de la tinta
Las tintas para tatuajes actuales son muy diferentes a las de antes, que solían contener elementos como plomo, cadmio, níquel o ftalatos. Sin embargo, la inserción de tinta en las células de la piel no es un proceso “natural” – y tus linfocitos son bastante conservadores. La mayoría de las veces, el sistema inmunológico no afectará el tatuaje, pero hay personas especialmente sensibles que pueden experimentar una reacción alérgica.
Enfermedades de la piel
Algunas enfermedades de la piel hacen que tatuarse sea una contraindicación total, especialmente si afectan áreas específicas. ¿Tienes acné? Entonces olvídate de tatuarte la espalda. ¿Psoriasis? Los diseños en los codos no son una buena idea para ti. También las enfermedades de la piel generalizadas (como la dermatitis atópica o la sarcoidosis) deben consultarse con un dermatólogo, quien podrá evaluar los riesgos y dar una opinión profesional.
Enfermedades de la sangre y del sistema circulatorio
Un tatuaje implica romper la barrera de la piel, lo que significa que habrá contacto con la sangre. Durante o después del proceso, pueden producirse sangrados menores y tus linfocitos actuarán para absorber las partículas de tinta. Por este motivo, no se recomienda tatuarse a personas con enfermedades de la sangre (especialmente trastornos de coagulación como la hemofilia) o problemas circulatorios, ya que el aumento de la presión arterial durante el tatuaje puede ser peligroso para algunas personas.
Enfermedades infecciosas
El portar enfermedades infecciosas como el VIH o cualquier tipo de hepatitis excluye la posibilidad de tatuarse. No se trata del riesgo para el tatuador o para otros clientes – el proceso es limpio y estéril – sino de la resistencia inmunitaria del cliente. Un cuerpo que ya lucha contra un virus puede tener dificultades para enfrentarse a una infección en el tatuaje o para que este se cure adecuadamente.
Enfermedades oncológicas
Si tu cuerpo está luchando contra el cáncer, lo último que necesita es otro factor que debilite el sistema inmunológico. Aunque un tatuaje puede ser hermoso, representa una intervención importante en el cuerpo. Además, los componentes de la tinta pueden provocar reacciones alérgicas cruzadas en combinación con ciertos medicamentos, o durante la quimioterapia o radioterapia.
Enfermedades mentales
Se habla poco de esto, pero las enfermedades mentales también son una contraindicación para los tatuajes. Esto no tiene nada que ver con la discriminación: ni el paciente, ni su médico, ni el tatuador pueden prever cómo reaccionará el cerebro al estrés y al dolor. Probablemente no ocurra nada, pero existe el riesgo de que el tatuaje agrave los síntomas de la enfermedad, dificultando el tratamiento.
Otras enfermedades
Además de las enfermedades ya mencionadas, existe una gran variedad de otros estados patológicos que no necesariamente impiden tatuarse, pero sí justifican una consulta médica previa. Habla con un especialista si padeces enfermedades del sistema endocrino, óseo o digestivo. A veces no es la enfermedad en sí misma el obstáculo, sino los medicamentos o tratamientos empleados en su manejo.
Embarazo y puerperio
No se recomienda tatuarse durante el embarazo. Primero, el proceso de tatuado conlleva un leve pero no nulo riesgo de infección. En segundo lugar, es posible que trazas de toxinas de la tinta se transmitan a través de la placenta. Y tercero, tu cuerpo ya está realizando un trabajo increíblemente demandante, no lo sobrecargues ni lo prives de la energía necesaria para su recuperación.
Donación de tejidos y órganos planificada
Los expertos son claros: después de un tatuaje, no puedes donar sangre, médula ósea ni órganos durante seis meses. Si donas sangre regularmente, quizás tatuarte no sea para ti. También retrasa tu tatuaje si algún ser querido podría necesitar tu sangre, médula, un riñón o un lóbulo de hígado para mejorar su salud.
Inmadurez emocional
Por último, pero no menos importante... no te tatúes si no estás realmente listo. Un tatuaje no es para bromas, ni para molestar a tus padres, ni para honrar a un influencer favorito o impresionar a un grupo, a una pareja o amigos. Si esas son tus razones, pospón la idea hasta que tengas motivos más genuinos.
¿Cómo es posible que tantas personas tengan tatuajes si la lista de contraindicaciones es tan extensa? Considera que hablamos de situaciones muy específicas: ciertas enfermedades o etapas de la vida que no son permanentes. A veces, hay que renunciar a un tatuaje para siempre, pero la mayoría de las veces basta con esperar el momento adecuado. Sé paciente: ¡ya llegará tu turno para la aguja!